Existen muchas ventajas para los consumidores si un disipador de calor fundido bajo presión se instala en un coche. En primer lugar, mejora enormemente la gestión térmica del vehículo y asegura que los motores y electrónicos funcionen a temperaturas seguras, lo que evita que se dañen por el calor, a veces irreversiblemente. En segundo lugar, el diseño optimizado de estos disipadores de calor permite reemplazar los sistemas de enfriamiento por aire, reduciendo las cargas y proporcionando una mejor economía de combustible. En tercer lugar, debido a la excelente durabilidad y resistencia a la corrosión de los disipadores de calor fundidos bajo presión, el producto puede resistir fácilmente entornos exigentes y operar durante largos períodos sin ninguna pérdida de rendimiento. Por último, estos disipadores de calor pueden diseñarse para tener la mejor adaptación posible a una variedad de vehículos. Esto significa que se simplifica la producción y se reducen los costos. Los puntos mencionados resumen por qué el fundido bajo presión a medida de disipadores de calor es indispensable para el rendimiento del automóvil.